Mis libros >> Aproximación al Recuerdo >> 49

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49. SEVILLA MÍA


Dicen y digo y por lo tanto estoy completamente convencido de ello, que cuando una persona lleva una pequeña copita de mas, solo una, esto lo puedo decir por experiencia, aunque por suerte para mí no mucha gracias a Dios, es cuando dice la verdad, toda la verdad y nada mas que la verdad de cuales son sus sentimientos, cuando le aflora la sinceridad desde lo más recóndito de su alma, así que en este momento que me dispongo a escribir el capítulo de estas modestas memorias siento que no me encuentro en la forma idóneo para escribirlo, debería llevar esa pequeñita copa de mas, me encontraría en el estado adecuado, así que creo y de verdad lo siento que no podré expresar con toda mi fuerza lo que yo quisiera plasmar porque sin duda alguna lo que siento por Sevilla, aquella tierra que vio florecer mi juventud, es muy difícil de explicar estando cuerdo como lo estoy ahora, las palabras me nacen un poco huecas y Sevilla merece mas de lo que a mi me pueda brotar en este momento , es para mi lo que expreso en el título "Sevilla mía", porque la considero mía, porque vio pasar lentamente segundo a segundo mi juventud, porque tuve la inmensa suerte de vivir allí, de pasear por sus calles, de ver amanecer tantos días y días, de ver su cielo azul, claro y limpio, de percibir el olor mezclado de jazmín y azahar y es que Sevilla tiene una fragancia distinta a otros sitios y seguro que cerrado los ojos y solo por el olfato sabría que me encontraba en Sevilla y es que aun después de pasados tantos años cuando oigo su nombre, cuando veo alguna imagen de ella aun se me pone la piel de gallina, aun percibo ese pequeño escalofrío que me recorre el cuerpo, porque Sevilla es mi segunda patria chica, después de Cuenca claro está que es la tierra que me vio nacer, porque Sevilla la quiero en el alma, la quiero de verdad, es un querer a la tierra que me vio pasar unos años maravillosos, lo mejor de mi vida que me dejé allí en aquella bendita y santa tierra.

Cuantas veces escuchando al gran autor y cantaor de sevillanas Rafael del Estad, con esas maravillosas letras que escribe he sentido un fuerte nudo en la garganta, él si que sabe expresar lo que es Sevilla, cuanta envidia siento algunas veces de no poder vivir allí en un rincón donde pudiera ver las dos torres de mis sueños la Giralda y la de mi querida Universidad Laboral, sueño imposible este, pero así es la vida, comprendo a todos los sevillanos que hayan tenido que marchar fuera, ellos que han nacido allí, cuantas lágrimas habrán derramado por su tierra.

Pero aun me queda la dicha y la ilusión de poder volver de vez en cuando, así que volveré y volveré, sin duda alguna, segura puedes estar Sevilla que regresaré de nuevo muchas veces, todas las veces para estar contigo, a divisar tu Giralda de lejos, a pasear cuando atardece, porque a mi me gusta cuando está atardeciendo, por tu incomparable Plaza de España y Parque María Luisa, a perderme por las estrechas calles del Barrio de Santa Cruz y por la calle Sierpes la mejor calle del mundo, a pasear por las orillas de tu ancho río, a contemplar y en plena noche y desde los puentes que lo cruzan el reflejarse en el agua las luces del barrio de Triana y la sombra de la Torre del Oro y visitar tu Macarena, tu Esperanza de Triana y tu Jesús del Gran Poder como siempre he hecho cuando he ido y como no acercarme a ese Centro al que llamaban Universidad Laboral y al que por desgracia ya no le llaman así, y recordar todo mi tiempo que pasé allí a tu vera, repito volveré muchas veces como el peregrino mahometano que vuelve La Meca, es para mí una peregrinación que cumpliré por encima de todo, lo prometo.

Y también volveré a ver a mis amigos que allí dejé y que tienen la dicha y suerte de poder vivir junto a ti, en su Sevilla y que me han acogido siempre que he ido como si fuera un hijo unos y como un hermano los otros, porque el sevillano es así te reparte si hace falta su corazón.

Adiós Sevilla mía, te voy a dejar solo por un rato, dentro de pocos instantes, seguro que volveré a recordarte, a tenerte en mi pensamiento, a descontar día a día en el calendario el tiempo que me falta para poder volver de nuevo a abrazarte.

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