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34. NUESTRAS FIESTAS


Como ya he comentado anteriormente en la Universidad estabamos educados, tutelados por curas Salesianos, que como todas las congregaciones religiosas tienen sus santos preferidos de su devoción, en este caso eran y supongo seguirán siéndolo, San Juan Bosco el 31 de Enero y María Auxiliadora el 24 de Mayo y como eran de ellos por supuesto eran también de nosotros, la verdad es que después de tanto tiempo allí en el Centro al final yo por lo menos también les cogí cariño, tanto hablarnos de San Juan Bosco, al final era un héroe para todos.

Pues bien al llegar esas fechas, la vida académica hacía un breve alto en el camino, la masa estudiantil vivía jornadas de auténtica fiesta, ya unos días antes se venían desarrollando para festejar la conmemoración, concursos, campeonatos deportivos, confección de murales, charlas evocando al Santo, etc., el ambiente el día de la fiesta era extraordinario, por la mañana un suculento desayuno, luego misa solemne a la que asistía la Universidad al completo y que si mal no recuerdo se celebraba en un gimnasio abierto, todo el mundo con sus mejores galas, el Coro de la Universidad al que tuve el honor de pertenecer un año haciendo la celebración mas entretenida con sus cantos litúrgicos y el sermón ese día lo decía para mas solemnidad del acto el Rector que también era un salesiano y que versaba seguro sobre la vida y las obras de aquel santo italiano que la dedicó a la juventud y a fundar escuelas y talleres de oficios, y a todo esto el que mas y el que menos deseando que terminara pronto y dieran las dos para que al toque de sirena ir a degustar la comida de ese día, especial lógicamente, luego habría sesión de cine , en resumen un día feliz.

Cuando llegaba Mayo, cuando Sevilla es mucho mas Sevilla todavía, cuando la fragancia de los pétalos del jazmín se entremezclaba con las rosas y los claveles de los jardines que allí había, cuando el olor impregnaba todos los rincones de aquella bendita tierra, cuando todo ese fragor llegaba a los arrabales de Sevilla, donde estaba enclavada mi Universidad y ojalá que por muchos años, entonces llegado el día 24 se celebraba en el internado el día de María Auxiliadora, Patrona de la comunidad salesiana y recuerdo que a imagen y semejanza de la feria de la ciudad, allí se montaban una especie de casetas para festejarlo.

El ambiente festivo era inigualable, único, máxime cuando ya se percibía, estaba a la vuelta de la esquina el próximo, el cercano fin de curso, además con los espectáculos que se montaban en la plaza central, con los actos devotos, profanos que se celebraban, con el telón azul incomparable de la primavera sevillana, que había reventado en infinidad de colores que en Sevilla en esas fechas resplandecen mas que en ningún sitio, cientos de jóvenes deambulábamos por el interminable pasillo central, henchidos de alegría y optimismo, el curso pronto terminaría, los duros meses de internado también, la música festiva y las sevillanas resonaban por todos los Colegios, el aroma de una buena comida rezumaba por todo el recinto, eran muchísimas las razones para estar contento.

Estas fechas siempre lo recordaré, llevo muy bien grabado este tema en el vídeo de mis recuerdos, cuando quiero recordarlo no tengo nada mas que pulsar el play e inmediatamente pasa ante mi, a cámara lenta o rápida todos aquellos entrañables momentos, estaría siempre recordándolos hasta que la cinta de pensamiento se gastara, unos instantes que yo y solo yo puedo disfrutar.

Creo y afirmo que mi estancia en la Universidad es un premio que me dio Dios en ese momento, mi vida no sería igual sin el paso por ese Centro, ese paso me dejó marcado para bien y supongo que a muchos alumnos que pasaron por allí pensarán igual que yo, estoy seguro de ello.

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